Este baúl intentará ser el depósito de recuerdos, de cosas presentes y porque no de eventos futuristas, será y es un baúl de sorpresas, que tal vez nos haga mover la nostalgia y emocionarnos hasta el llanto, y en otras oportunidades morirnos de risa. Intentémoslo, busquemos en él a ver que encontramos .......
Revolviendo viejas carpetas en el baúl me encontré con un manual de programación que data del año 1980, en donde guía como programar la querida y vieja Olivetti Logos 80. Esta calculadora electrónica programable me hizo sentir en aquella oportunidad un ser omnipresente, pues tuve que realizar un simple programita para cambio de monedas extranjeras, y se vendía con el equipo a cuanta casa de cambio de Montevideo quisiera comprarla, y muchas lo compraron para beneplácito de la empresa italiana. Todavía vivía en la “tacita de plata” antes de mi exilio voluntario, y ver mi programita (para mi lo máximo en ese momento) en las casas de cambio alimentaba mi ego, y muchas veces me presentaba en alguna de ellas ubicadas en la avenida 18’ y compraba dólares, y luego iba a otra casa y vendía mis dólares: lógicamente no perseguía mi crecimiento financiero, simplemente ver funcionar mi programita in situ. Locuras de aquellos años!!!. Cerremos el baúl por hoy que ya es tarde, guardo el manual y mañana revolveremos a ver que encontramos.
Revolviendo viejas carpetas en el baúl me encontré con un manual de programación que data del año 1980, en donde guía como programar la querida y vieja Olivetti Logos 80. Esta calculadora electrónica programable me hizo sentir en aquella oportunidad un ser omnipresente, pues tuve que realizar un simple programita para cambio de monedas extranjeras, y se vendía con el equipo a cuanta casa de cambio de Montevideo quisiera comprarla, y muchas lo compraron para beneplácito de la empresa italiana. Todavía vivía en la “tacita de plata” antes de mi exilio voluntario, y ver mi programita (para mi lo máximo en ese momento) en las casas de cambio alimentaba mi ego, y muchas veces me presentaba en alguna de ellas ubicadas en la avenida 18’ y compraba dólares, y luego iba a otra casa y vendía mis dólares: lógicamente no perseguía mi crecimiento financiero, simplemente ver funcionar mi programita in situ. Locuras de aquellos años!!!. Cerremos el baúl por hoy que ya es tarde, guardo el manual y mañana revolveremos a ver que encontramos.
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