lunes, 8 de septiembre de 2008

TORRENTE DEL PENSAMIENTO


Guiándonos por el filosofo William James precursor de la psicología contemporánea, desde su “Principios de Psicología”, realizamos un paralelismo en lo señalado en sus escritos y lo necesario para obtener una excelente administración tecnológica, basándonos como él, en el conocimiento de la verdad y evitar los errores.

El pensamiento lejos de ser una mera agrupación de elementos simples, de carácter estático y mecánico, aparece como una corriente cambiante y continua, que acoge o rechaza, acentúa ciertos aspectos frente a otros, atiende, abstrae, valora, y en una palabra, exige.
Al pensamiento podemos presentarlo en cinco puntos:

1) Todo pensamiento tiende a formar parte de un objetivo.
2) Dentro de cada objetivo, el pensamiento y la información están cambiando siempre, evolucionando.
3) Dentro de cada objetivo, el pensamiento es sensiblemente continuo.
4) Siempre debe realizarse en objetivos independientes pero relacionados entre sí.
5) Estar interesado en los objetivos, con la opción de exclusión o modificación.

Desarrollamos entonces estos puntos:

1) El pensamiento tiende a formar parte del objetivo trazado, el objetivo como algo descriptivo. No se trata de aceptar una determinada teoría sobre el objetivo, sino que tomar la experiencia como base de conocimiento. Muchas veces hay casos en los cuales conjuntamente con el objetivo aparecen otros, secundarios y/o alternativos, no es más que una división del objetivo principal, es decir un conjunto mayor o menor de pensamientos que se separan del principal.

2) El pensamiento está en cambio constante, evolucionando siempre. Esto índica que los objetivos son irreversibles. El cambio o sustitución de un objetivo por otro, es un hecho que se da directamente con la experiencia. Las causas de la evolución o cambio constante del pensamiento son diversas; en primer lugar lo que se modifica es nuestra capacidad para captar las necesidades del momento; en segundo lugar que todo objetivo es una resultante de hechos y necesidades que se agrega a nuestra experiencia presente; y en tercer lugar, el conjunto de necesidades que forman el pensamiento que dará vida al objetivo. Entonces podemos decir que sí los objetivos se componen de partes, igualmente el pensamiento que da forma al objetivo es una suma de partes; sí el objetivo es sencillo, el pensamiento es sencillo; sí es múltiple, el pensamiento es múltiple; sí es permanente, el pensamiento será permanente, y siempre en todos lo casos evolutivo.

3) Que el pensamiento sea sensiblemente continuo dentro de un objetivo significa dos cosas: 1) que aún cuando haya hueco de tiempo, una intervención en las actividades, el pensamiento, las ideas, se relacionan las anteriores y las posteriores manteniendo un todo. 2) que los cambios nunca deben ser generalmente abruptos.

Este torrente del pensamiento, base fundamental para realizar los objetivos, podemos compararlo como bien lo hace el ya citado William James en sus Principios de Psicología, como la vida de un pájaro, la cual está compuesta de una sucesión de vuelos y posaduras.

Los momentos en que el torrente se posa o se detiene es donde por un tiempo indefinido pueden ser contemplados y sin cambiar; al contrario los sitios de vuelos están llenos de pensamientos, de ideas, de relaciones dinámicas, que la mayoría de las veces se obtienen entre las partes del objetivo contemplados en los periodos de relativo descanso. Entonces podemos llamarlos igual que James, estados sustantivos a los lugares de descanso y estados transitivos a los sitios de vuelo.

En la realización de un proyecto, y en esa concreción de sus objetivos, el pensamiento, las ideas, deben perseguir siempre obtener un nuevo estado sustantivo, entonces la principal función de las partes transitivas es llevarnos de un estado sustantivo a otro. De esta manera iremos alcanzando los puntos definidos dentro del objetivo, pudiendo también realizar modificaciones que mejoren la actividad y tener un completo control de lo que hemos diseñado. Los estados sustantivos serían como etapas de observación y control de sí el proyecto se va cumpliendo debidamente o hay que realizar cambios.

4) El pensamiento, base de la creatividad, para concretar el proyecto debe ser un comunicador entre los objetivos independientes, debe poseer por sobre todas las cosas la función del conocimiento, por más complejos que sean los objetivos el pensamiento debe ser una unidad, el cual tiene un comienzo, una duración y un final.

5) La exclusión o modificación de un objetivo hace que el pensamiento sea selectivo, se debe trabajar sobre la información que se recibe colocando todo el interés necesario para alcanzar lo propuesto. El conocimiento y la experiencia son quienes nos ayudan en esta etapa de deliberación.

Para finalizar este capitulo y no saliendo del ámbito psicológico, agregamos que Descartes afirmaba la existencia del yo partiendo del pensamiento, “Pienso, luego existo”; Maine de Brian sostenía que el punto de partida inmediato es la existencia del yo como actividad, “Actúo, luego existo”, o sea yo soy una fuerza actuante, de esta manera podríamos decir que “Me informo, luego existo”, dando así una importancia a esta era de la información en la que vivimos

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