UNA VERDADERA POLITICA TECNOLÓGICA DE ESTADO

La tecnología avanza a pasos agigantados, y muchas veces no nos detenemos para observar en donde estamos parados, y sobre todo cuando las exigencias son muchas y los tiempos apuran. Estamos viviendo un tiempo de cambios en el Paraguay como tal vez antes nunca se habían vivido. Y esto hace que las nuevas autoridades que asumieron en las diferentes entidades públicas deseen cambiar todo, pero muchas veces sin saber porque, simplemente por el hecho de cambiar y de hacer algo diferente a lo que se venía haciendo.

Y por supuesto ese “querer cambiar” toca también a la tecnología en cada institución, y es ahí cuando se ve 2 cosas que suceden; una que los que llegan no tienen idea real de lo quieren y lo que se debe hacer, y la segunda que en los últimos años todo se realizó sin proyectos, sin programas, sin cronograma de trabajo, tan solo esfuerzos aislados golpeándose de cara contra un muro de incomprensión y de total inoperancia.

Y ahí es donde nos damos cuenta lo lejos que estamos de los demás países, sobre todo si miramos en la región.

Entonces que es necesario? Organizarse, definir los objetivos, saber que se quiere y como se va a lograr, definir proyectos, programas, cronogramas de trabajo, pero todo con seriedad, con sumo profesionalismo, y sobre todo que exista la voluntad política de las autoridades de respaldar proyectos a corto, mediano y largo plazo.

Se debe de una buena vez por todas crear y definir una POLITICA TECNOLÓGICA de ESTADO, basada en una ADMINISTRACIÓN TECNOLÓGICA ORIENTADA POR OBJETIVOS.

Si queremos competir en esta sociedad de la información y el conocimiento, debemos prepararnos y definir la Política Tecnológica de Estado que se va a implementar, y que nos ayude fundamentalmente a superar la brecha digital, que existe dentro del país, y la que existe con los países de la región.

Es hora de definiciones y de cambios, pero siempre manteniendo el verdadero y legítimo profesionalismo, que al frente de la Política Tecnológica de Estado existan profesionales que entiendan del tema y no simplemente creadores de humo y de fantasías.