En las organizaciones del país del Yo no quiero y Tú no puedes, se tenía como premisa fundamental no evolucionar, más bien involucionar, no caminar hacia adelante, sino que imitando al cangrejo caminar hacia atrás.
A los técnicos de diferentes especialidades que demostrarán capacidad se les dejaba en un rincón por temor a que contagiaran a los demás. Prevalecía los padrinos y tarjetitas antes que ser un conocedor de la especialidad.
Así pasaban los días en el país del Yo no quiero y Tú no puedes, no alcanzando grandes logros ni tampoco haciendo nada especial.
Si poseías una capacidad debías abstenerte, ¡¡¡ Y Dios mío si tenías una idea !!!!, para que complicar las cosas, mejor disiparse entre la nube de la mediocridad.
Había un señor que presentaba proyectos a troche y moche, pobrecito de él cuantas veces se dio la cabeza contra el muro, tanto que ya no podía más ponerse su sombrerito gris. Una y otra vez lo intentaba, y sino le daban una negativa, simplemente lo dejaban sin responderle nada.
Pero un día se puso a pensar, que no era en vano su constante intentar, y que podrían dejarlo de lado, pero no vencerían su capacidad y conocimiento, y mucho menos su perseverancia.
Nota: lo más triste de esta historia es que no es inventada, sino que es extraída de la realidad.-
A los técnicos de diferentes especialidades que demostrarán capacidad se les dejaba en un rincón por temor a que contagiaran a los demás. Prevalecía los padrinos y tarjetitas antes que ser un conocedor de la especialidad.
Así pasaban los días en el país del Yo no quiero y Tú no puedes, no alcanzando grandes logros ni tampoco haciendo nada especial.
Si poseías una capacidad debías abstenerte, ¡¡¡ Y Dios mío si tenías una idea !!!!, para que complicar las cosas, mejor disiparse entre la nube de la mediocridad.
Había un señor que presentaba proyectos a troche y moche, pobrecito de él cuantas veces se dio la cabeza contra el muro, tanto que ya no podía más ponerse su sombrerito gris. Una y otra vez lo intentaba, y sino le daban una negativa, simplemente lo dejaban sin responderle nada.
Pero un día se puso a pensar, que no era en vano su constante intentar, y que podrían dejarlo de lado, pero no vencerían su capacidad y conocimiento, y mucho menos su perseverancia.
Nota: lo más triste de esta historia es que no es inventada, sino que es extraída de la realidad.-
1 comentario:
Hebert, me encanto la historia y lamento que sea de la realidad. Persevera y triunfaras, o idealmente te fundaras un pais donde wl "Yo no quiero, tu no puedes" sea un pecado capital. Abrazo Miguel
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