Cuando las organizaciones crecen en sus actividades y procesos, la tecnología debe acompañar este crecimiento poniendo a disposición de la organización todas las herramientas y recursos humanos posibles, para que ese crecimiento sea positivo en bien de la institución y de los usuarios de la misma.
Pero ese acompañamiento debe ser estructurado en base a una estrategia, una estrategia bien definida con objetivos claros, concretos y realizables.
Un viejo concepto, el de centralismo normativo y descentralización operativa se hace presente cuando las organizaciones crecen, y en materia tecnológica es muy saludable el implementarlo, pero basado siempre en una Politíca Tecnológica.
Hace tiempo venimos pregonando sobre la Administración Tecnológica Orientada Mediante Objetivos, y si se tiene una Política Tecnológica bien definida, entonces se puede aplicar el centralismo normativo y la descentralización operativa, que es una solución para una organización grande y que crece, para así poder brindar un buen servicio a los usuarios de tecnología y no quedarnos empatanados sin avanzar.
Pero muchas veces esto no se comprende, tal vez por los temores de avanzar, pero es imprescindible cuando la organización crece en solicitudes y demandas, realizar una reestructura del ambiente tecnológico para dimensionar los servicios y procesos y brindar de este modo una mejor atención a los usuarios.
El centralizar todas las operativas en un solo lugar crea un elefante blanco que al final hace pesado el cumplimiento de las tareas, más aún sino existen cronogramas de trabajo basados en los objetivos generales y particulares que deben ser definidos en una Administración Tecnológica.
No es tal vez la Revolución Tecnológica que se necesita hacer, pero sí estamos seguros que es una reestructura para poder consolidar una Evolución Tecnológica, sí es que se desea avanzar.
Pero ese acompañamiento debe ser estructurado en base a una estrategia, una estrategia bien definida con objetivos claros, concretos y realizables.
Un viejo concepto, el de centralismo normativo y descentralización operativa se hace presente cuando las organizaciones crecen, y en materia tecnológica es muy saludable el implementarlo, pero basado siempre en una Politíca Tecnológica.
Hace tiempo venimos pregonando sobre la Administración Tecnológica Orientada Mediante Objetivos, y si se tiene una Política Tecnológica bien definida, entonces se puede aplicar el centralismo normativo y la descentralización operativa, que es una solución para una organización grande y que crece, para así poder brindar un buen servicio a los usuarios de tecnología y no quedarnos empatanados sin avanzar.
Pero muchas veces esto no se comprende, tal vez por los temores de avanzar, pero es imprescindible cuando la organización crece en solicitudes y demandas, realizar una reestructura del ambiente tecnológico para dimensionar los servicios y procesos y brindar de este modo una mejor atención a los usuarios.
El centralizar todas las operativas en un solo lugar crea un elefante blanco que al final hace pesado el cumplimiento de las tareas, más aún sino existen cronogramas de trabajo basados en los objetivos generales y particulares que deben ser definidos en una Administración Tecnológica.
No es tal vez la Revolución Tecnológica que se necesita hacer, pero sí estamos seguros que es una reestructura para poder consolidar una Evolución Tecnológica, sí es que se desea avanzar.
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