La huella verde o huella ecológica surge como la principal medida que se tiene ante la demanda mundial sobre la naturaleza, midiendo área de tierra y de agua que requiere una población para producir el recurso que consume y lo que absorbe.
La huella verde nos permite determinar la presión que se ejerce sobre el planeta y nos ayuda a manejar los activos ecológicos en forma más inteligente y poder tomar las medidas personales y colectivas para mejorar el medioambiente,no olvidando que las soluciones medioambientales son individuales y colectivas.
Mathis Wackernagel y William Rees concibieron la huella ecológica en el año 1990 en la Universidad de Columbia Británica.
Según estudios realizados basados en la huella verde la tierra tarda un año y cinco meses para regenerar lo que utilizamos en un año.
La ONU ya advirtió que si las tendencias actuales de consumición de la población mundial continuan, en la próxima decáda se necesitaría el equivalente a dos tierras para soportarnos.
Aquí es donde se habla del sobregiro ecológico, que es cuando se convierten los recursos a deshechos mucho más rápido que los desechos se convierten en recursos. La naturaleza tan solo puede producir determinada cantidad de recursos y absorber por lo tanto determinada cantidad de desechos cada año.
Según datos históricos la humanidad entro en sobregiro por primera vez en el año 1986, pero en 1996 la humanidad estaba usando 15% más de recursos de los que el planeta podía suministrar.
Existe un Día Mundial del Sobregiro que es calculado según la siguiente fórmula:
[ biocapacidad mundial / Huella Ecológica mundial ] x 365 = Día Mundial del Sobregiro
Entonces el Día Mundial del Sobregiro representa el día en que la huella verde total en hectáreas globales es igual a la biocapacidad también medida en hectáreas globales, que la naturaleza puede regenerar en ese año.
La huella verde o ecológica permite a los países, ciudades o regiones a entender su balance ecológico y brinda los datos necesarios para manejar sus recursos y asegurar el futuro.
A través de la huella verde se puede determinar el valor de los recursos ecológicos de un país, de una nación o de una región. Se puede supervisar y manejar su capital natural ayudando a una contabilidad verde. Se identifican los riesgos asociados al déficit ecológico. Ayuda a establecer políticas informadas por una realidad ecológica y poder realizar con prioridad para salvaguardar los recursos; y ayuda también la huella verde a medir su progreso hacia sus metas.
La huella verde entre otras cosas revelan la demanda ecológica asociada al consumo residencial, como también la producción de productos de valor añadido y la generación de productos para exportación. Las cuentas que se desprenden de la huella verde pueden perfectamente ayudar a dirigir y diseñar sistemas de gestión ambiental.
Esta huella se vuelve un sistema contable de recursos comprensivos que va comparando el uso que realiza la gente de la naturaleza con la capacidad de la naturaleza de regenerarse,
Fuente: Global Footprint Network
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